lunes, 9 de mayo de 2016

La dama negra de Nesvizh.

El castillo Nesvizh, en el país de Bielorrusia, fue construido en el año 1533 por la familia Radziwill y en él habita un espectro conocido com la Dama de Negro; que recorre los jardines, pasillos y corredores del castillo durante las noches sin luna.
Se cree que el espíritu pertenece a Barbara Radziwill, que en vida fue esposa del rey polaco Sigismundo II Augusto. En vida, Barbara fue hermosa e inteligente, admirada por los hombres y se decía que llegó a tener hasta 38 amantes. Por esta razón fue que la familia real de Lituania no se encontraba demasiado feliz cuando Augusto decidió tomarla como esposa.

La felicidad de la pareja no duró demasiado, pues Barbara fue envenenada por su suegra Bona Sforza. En mayo de 1551, el rey Augusto decidió conducir una sesión espiritista para llamar a su esposa desde más allá de la tumba; usando un espejo en el cual apareció la silueta de la reina.
Los alquimistas que auxiliaron al rey advirtieron que pasara lo que pasara, no debía tocar a la aparición. Cuando el alma apareció en el espejo, el desesperado rey intentó tomarla entre sus brazos contra toda advertencia. En ese instante, el cristal estalló y un profundo olor a pescado en putrefacción impregnó la sala. 
Se dice que desde ese momento, Barbara quedó condenada a vagar por el castillo como una pavorosa criatura vestida de negro.

En las dos guerras mundiales, grupos de soldados alemanes tomaron el castillo y tuvieron encuentros con el espíritu en los jardines de la propiedad. Disparaban gritando "¡Schwarz Frau!", para luego salir huyendo. 
Más adelante, en la época soviética el castillo fue convertido en el sanatorio Kolkhoz, y tanto personal como pacientes reportaron etraños crujidos y gemidos por las noches.
Se dice que ver a la Dama de Negro es un augurio de muerte.
El fantasma aparece para advertir de peligros o desgracias próximas a ocurrir. Por ejemplo, la duquesa Isabella Radziwill vio a la Dama de Negro apareciendo frente a su ventana. Al poco tiempo de eso el hermano mayor, Albrecht, falleció por un accidente.

viernes, 6 de mayo de 2016

El desastre del camping Los Alfaques.

Camping Los Alfaques, hoy,
El 11 de julio de 1978, un camión cargado de propileno líquido salió de la refinería ENPETROL de La Pobla de Mafumet con dirección a Barcelona, a las 12:05 del día. El camión cargaba 23 toneladas de líquido, cuatro más del límite máximo de 19.35, y llevaba instrucciones de usar la autopista nacional N-340 en lugar de la A-7 con el fin de evitar el pago de peaje.
El problema de esto es que la N-340 es una autopista más compacta que la A-7 y también transita por varias áreas densamente pobladas.

El accidente.
Artículo del día del siniestro.
A las 14:35 de la tarde, el camión llevaba más de cien kilómetros recorridos cuando pasó a un costado del camping Los Alfaques. Para entonces el sol ya había calentado el propileno, lo que aumentó la presión en el tanque al no poder expandirse el gas. 
Lo que ocurrió después se toma a partir de varios testimonios, ya que ciertos testigos sostienen que el tanque ya chorreaba líquido antes de llegar a Los Alfaques, mientras que otros insisten que se debió a una llanta pinchada que sacó de control al vehículo y lo hizo chocar contra un muro que separaba el campamento del camino.
De cualquier modo, el tanque se abrió y esparció una nube de propileno gaseoso a su alrededor, metiéndose al camping y a una discoteca cercana. La nube de vapor blanco llamó la atención de los vacacionistas, que se acercaron por curiosidad e ignoraban el peligro que representaba.
Fue en la discoteca que la nube entró en contacto con una fuente de ignición, creando un efecto en cadena que culminó en la explosión del tanque completo. La conflagración alcanzó Los Alfaques, destruyendo todo a su paso en un radio de trescientos metros. 
En la explosión inicial fallecieron 157 personas, incluido el conductor del camión. Las lenguas de fuego también ocasionaron que los automóviles y cilindros de gas para cocinar en el campamento estallaran; acrecentando el efecto devastador del siniestro. Algunas víctimas creyeron que la solución para salvarse y apagar las llamas en su ropa y cabello era lanzarse al mar... pero lamentablemente el calor en el aire hizo hervir el agua; dándole una muerte dolorosa a todos aquellos desafortunados que intentaron escaparse.

Restos del camión que ocasionó el desastre.
Cerca de 300 personas fueron heridas, mientras que 217 fallecieron como resultado directo de la explosión. Pero con el tiempo se incrementó la cifra hasta 270, gracias a las heridas y quemaduras sostenidas por algunos sobrevivientes. Gran parte de estos eran turistas extranjeros provenientes de Alemania, Francia y Bélgica.
De manera oficial, casi todas las victimas fueron reconocidas mediante registros dentales por equipos forenses de varias naciones europeas. Siete de ellas, sin embargo, permanecieron sin identificar hasta mucho después y fueron enterradas en el cementerio de Tortosa, Tarragona. Los cuerpos de una familia francesa consistente de padre, madre y dos hijos, fueron exhumados y repatriados a Francia unos años más tarde.
Hay tres cuerpos de colombianos que jamás fueron devueltos a casa, y son los únicos extranjeros que permanecen enterrados en Tortosa junto a las víctimas locales.

Los fantasmas del Camping los Alfaques.
Periodistas fotografiando a las víctimas del siniestro.
Como ocurre usualmente en sitios donde transcurren eventos trágicos, existen infinidad de leyendas urbanas sobre sucesos paranormales en las inmediaciones de Los Alfaques, así como en el kilómetro 159 de la N-340.
El primer reporte tuvo lugar a un año de la tragedia, cuando la prensa española e internacional se congregó en Los Alfaques para conmemorar el siniestro. Entre estos se encontraba un equipo de periodistas de El País que viajaban por el kilómetro 159 al anochecer, cuando viero a un grupo de niños con gorras que cargaban cubos, de pie junto a la carretera.
Al acercarse a los niños, estos desaparecieron sin dejar rastro.
Desde entonces, decenas de personas han visto seres paranormales que rondan Los Alfaques por las noches, siendo más activos por alguna razón durante las madrugadas. Motoristas reportan haber visto familias inmóviles en la carretera, todos vistiendo ropas veraniegas aún en los inviernos más fríos; los niños que cargan sus cubos oxidados, dos mujeres rubias con el rostro quemado y otros espectros que aparecen negros o carbonizados; y a los cuales les faltan los ojos, la boca o la nariz.
A las mujeres altas y de brillantes y largas cabelleras rubias se les ha conocido como "Las Alemanas", y se les vio por primera vez en la década de 1990. La historia reza que una mujer conducía a la localidad de San Carles de la Rápita cuando vio a dos mujeres altas y rubias de pie junto a la carretera, y que llamaron su atención en primera: porque llevaban ropas de verano, y en segunda: por el hecho de que en donde debían estar sus rostros solo había dos agujeros negros sin rasgo alguno.
En la tragedia de Los Alfaques, hubo una gran cantidad de alemanes entre las víctimas.
En el año 2003, un hombre que circulaba a la una de la mañana por el camino frente al camping, se encontró con un grupo de personas que permanecían inmóviles junto a la autopista; todos con ropas veraniegas, gorras para el sol, trajes de baño y sandalias con características de la moda de 1970. Lo desconcertante fue que ninguno tenía rostro, solo una oscuridad orgánica similar a la de las Alemanas. 

Fotografía de una víctima de Los Alfaques.
La historia que nos permite recordar lo trágico del desastre es aquella que relatan dos miembros de la Guardia Civil española, quienes encontraron un par de fantasmas durante una noche de patrulla en la costa de Tarragona.
El Guardia, que llamó a un programa televisivo en el 2010 para relatar su experiencia, contó que llevaba dos semanas en Tarragona haciendo un servicio de vigilancia en la costa, un lugar que podía presentar una oportunidad para que los narcotraficantes locales pasaran cargamentos sin ser detectados. A las dos de la mañana, las cámaras de visión nocturna de los guardias detectaron la silueta de una mujer de cabello corto y traje de baño, que caminaba por la playa tomando a un niño de la mano.
Lo que llamó la atención fue que, las figuras no registraban mediciones de calor en la modalidad infrarroja de las cámaras. Los guardias observaron como las apariciones caminaban por la playa lentamente, de manera paralela al mar y en dirección a ellos hasta que se desvanecieron en el aire.

jueves, 7 de abril de 2016

Black Annis - La Devoradora de Niños.

Descrita como una horrible bruja de rostro azul, zarpas de metal y hambre por la carne humana; la leyenda de Black Annis (Annis Negra) es una a la que todos los niños de Inglaterra aprenden a temer desde pequeños.
Se le podría considerar una especie de Bogeyman o Cuco, y en las historias se dice que vive en una caverna en el condado de Leicestershire; de donde sale por las noches para acechar los campos en busca de toda clase de presas como corderos, gallinas y cachorros; pero en especial, niños; los cuales son sus preferidos. Se dice que Black Annis hace cinturones con las pieles de sus víctimas y que también usa sus afiladas garras para destrozar los riscos de piedra y hacerse cuevas en las cuales vivir por temporadas.
Estas cuevas tienen el nombre de Bowers (un Bower era una especie de domicilio para mujeres en la edad media), y es en ellas donde almacena a los niños capturados para devorarlos más tarde.

Los encuentros con Black Annis.
"Vastas garras manchadas de sangre humana crecían en lugar de manos, y los rasgos de un vívido azul brillaban en su rostro; mientras que su obscena cintura era abrazada fuertemente por pieles cálidas de víctimas humanas."
-John Heyrick Jr., poeta de Leicestershire.

Annis ha tenido muchos nombres a lo largo de los años.
Black Anna, Black Anny, Black Agnes y Cat Anna. Vivía en una cueva de las cavernas de Dane, a las afueras de Leicester. La cueva fue cavada con sus zarpas para romper la arenisca. Ante la entrada crece un viejo roble tras el cual ella se agacha, lista para saltar sobre niños descuidados.
A estos los carga al interior de su cueva, les succiona la sangre y come su carne antes de colgar sus pieles desolladas en las ramas del roble para secarlas. Usa una falda tejida de piel humana. Y como devora también a los animales, muchos pastores la culpan por el robo de ovejas y terneros.
A los niños de Leicester, si son malos o salen solos por la noche, se les dice "¡Cuídense, que Black Annis los atrapará!"

En el siglo XIX, un testigo dijo haber hallado su cueva. 
La tierra casi la llenaba por completo, pero era lo suficientemente grande para que un adulto cupiera en ella. El túnel se decía, conectaba el Bower de Black Annis con el castillo Leicester.

En 1941, una mujer relató su experiencia con la bruja:
Tres chicos habían sido enviados al bosque por su madrastra para recolectar leña. Al caer la noche, temían que Black Annis saliera por ellos, pues se decía que aparecía al anochecer porque la luz la convertía en piedra.
En el bosque, escucharon sonidos a lo lejos, y al asomarse por sobre unos arbustos fue que vieron a la terrible bruja al frente de su cueva. Incapaces de huir cargando la leña, decidieron tirarlos y salir huyendo; pero Black Annis los persiguió y casi estuvo por atraparlos cuando ya habían llegado a la puerta de su cabaña.
Afortunadamente, el padre de los chicos salió corriendo con un hacha en las manos, y la estrelló de lleno en la cara de Annis. La bruja, al verse atacada, salió gritando "¡Sangre! ¡Sangre!" y desapareció en el bosque.
La mujer decía que los aullidos de Annis fueron escuchados por todo el pueblo, y que el rechinar de sus dientes era un sonido de advertencia; pues además de ser audible a lo lejos, era una advertencia de que la bruja tenía hambre.
La describió con una mujer muy alta, de rostro azul y con grandes dientes perlados. 

Los mitos de Black Annis.
La supuesta "entrada" al Bower de Black Annis, bloqueada con una roca.
La primer referencia escrita de este ser data del siglo XVIII, en un título de propiedad en los registros de Inglaterra, el cual se refiere a un terreno como "El Bower de Black Anny". Quién fue Black Anny o si fue real, nadie lo sabe con seguridad; pero de ese nombre parte la leyenda que eventualmente evolucionó para convertirse en Black Annis.
Ciertos folkloristas, expertos en mitología y literatura inglesa antigua, consideran que el origen de la temible bruja se halla en la mitología celta; y que inclusive hace referencia a una diosa apócrifa de la Europa ancestral y que aparece en mitos vagos como "una devoradora de niños".
Otro elemento de Black Annis que tiene relación con estas deidades, es el de que su cueva siempre se encuentra bloqueada por un roble de gran tamaño. En ciertas religiones de Inglaterra mucho más antiguas que los celtas, se realizaban sacrificios anuales de niños frente a robles para prevenir la cólera de los dioses del invierno.
Por su parte, el autor Ronald Hutton explica que la leyenda de Black Annis en Leicestershire se basa en una persona real, una monja católica de la edad media llamada Agnes Scott. 
Agnes nació en la localidad de Little Antrum y pasó toda su vida en reclusión, en el interior de una caverna en las colinas Dane; siendo enterrada en el patio trasero de una iglesia en Swithland. La historia de Agnes Scott pudo haber sido distorsionada a raíz de la Reforma Protestante, convirtiendo a la ermitaña mujer en una monstruosa criatura infernal.

miércoles, 6 de abril de 2016

Ángel de mi guarda.

Siempre estoy contigo.
Estuve ahí cuando naciste. Te miré incluso antes de que pudieras abrir los ojos. Tu familia y los doctores no podían verme en la esquina de la habitación, contemplándote con mis ojos nebulosos... pero estuve ahí desde que naciste, y te seguí a casa.

Siempre estuve ahí.
Jugabas con tus juguetes a solas mientras yo veía desde todos los ángulos en los espejos cercanos; mi cabello sucio y grasoso, adherido como pegamento a mi frente agrietada. Te acompañé todo el tiempo, flotando detrás del auto de tu madre de camino al preescolar.
¿Creías que estabas solo al ducharte? No. Yo estaba al otro lado de la puerta, con el viento silbando a través del agujero en mi garganta. Mis brazos torcidos y colgando sin vida mientras permanecía encorvado al otro lado de la cortina del baño.
Esperé. Te seguí. Siempre floté detrás de tí.

No me ves.
Soy casi inexistente en la luz. Nunca me viste en la mañana mientras me sentaba frente a tí cuando desayunabas, como mi boca goteaba sangre mientras la abría grotescamente en dirección a tí. A veces.. me pregunto si sabes que estoy ahí. Creo que estás consciente, pero nunca entenderás qué soy o qué tan cerca me encuentro.

Pasé largas horas de tu día sin hacer más que respirar -o más bien, ahogarme- en tu oído. Deseo tanto estar cerca de tí, atar mis brazos tullidos en torno a tu cuello. Permanezco a tu lado cada noche, con mis ojos mirando hacia arriba desde debajo de tu cama, siempre observando tu rostro durmiente en la oscuridad.

Sí. A veces tal vez me hayas visto. Tus padres venían corriendo a tu habitación cada que gritabas. Eras pequeño. Apenas y hablabas.
"¡Monstruo! ¡Monstruo en mi cuarto!"
Creías que jamás olvidarías mi apariencia, como la quijada rota me cuelga sobre el pecho, balanceándose de lado a lado. Me hundí al fondo de tu armario, y tu madre no pudo verme aunque apuntabas y apuntabas... creerías que jamás olvidarías lo que pasó cuando se fueron esa noche. Viste la puerta abriéndose poco a poco, me viste arrastrarme por el piso a cuatro patas; moviéndome como una araña con mis brazos y piernas dislocados...

Aprendiste una nueva palabra para mí: Coco.
Pero no soy exactamente el monstruo que creías. Siempre espero y te sigo, siempre. Siempre. Acariciando tu rostro con mis zarpas mientras duermes.

Pronto me verás de nuevo.
En cualquier día. Vendré, crudo y brutal. Un día me verás a través del camino y creerás que salto hacia tí, rugiendo y chillando fuertemente.
Rodarás en el pavimento, bajo las llantas, bajo una defensa de metal frío y duro... Todo eso mientras mis dedos te acarician el rostro una y otra vez.
Mirarás hacia arriba con los ojos empañados, con el cabello sucio y sangriento colgando sobre tu rostro, y con la quijada zafada y colgando contra tu pecho.
Me verás acercarme. Nadie más lo hará. Mirarás sin que te importe algo más, y yo te devolveré el gesto. Por primera vez en nuestra vida, sonreiré. Jurarás que ves un espejo mientras una espuma escarlata sale de  nuestras bocas.
Me inclinaré sobre tí, más cerca que el doctor y los curiosos... y te alzaré en mis brazos torcidos. Nuestros rostros se tocarán. Mis alas se abrirán. Y tendrás que seguirme.
Y siempre estaré contigo, porque soy tu ángel de la guarda.


Ángel de la Guarda, dulce compańía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería.

viernes, 25 de marzo de 2016

La Descarnada.

En los caminos del país centroamericano de El Salvador, corre la leyenda de un horripilante espectro femenino conocido únicamente omo "La Descarnada". De acuerdo con la versión más conocida de la historia, este espíritu toma la forma de una mujer hermosa y vestida con ropas reveladoras, siempre caminando al borde de la carretera y pidiendo aventón.
Se le aparece a los hombres con la intención de tentarlos. Una vez que algún incauto se detiene para levantarla, la mujer explica que va a un lugar poco más adelante. Al poco tiempo de reanudar el trayecto, se insinúa al conductor y lo seduce hasta que este detiene el auto con el fin de tener relaciones con ella.

Es aquí que la Descarnada revela su forma verdadera.
Mientras la besa y manosea, la mujer se transforma rápidamente en una especie de muerto viviente, al cual se le cae la carne hasta quedar reducido a un esqueleto. No se sabe qué ocurre después, pues las víctimas son halladas en estado de shock y presas del miedo. 
Existe quien dice que este fantasma es el alma en pena de una bruja malvada.

jueves, 24 de marzo de 2016

El Caballero Negro de Malta.

El fuerte Manoel es una edificación militar del país europeo de Malta, data del siglo XVIII y fue construida por los caballeros de la Orden de San Juan durante el gobierno del Gran Maestro Antonio Manoel de Vilhena.
El edificio cayó en manos del imperio británico desde inicios del siglo XIX hasta 1964, cuando volvió a ser propiedad del gobierno de la isla de Malta. Recibió daño de artillería a comienzos de la Primera Guerra Mundial, y fue en el proceso de restauración del fuerte tras finalizar la guerra, que aparecieron los primeros reportes de un misterioso Caballero Negro recorriendo las salas de la edificación.

El Caballero aparecía con una armadura y tabardo de la Orden de San Juan y parecía supervisar el trabajo de los albañiles, pues siempre aparecía donde se realizaban labores de reconstrucción; y se rumora inclusive que pueda ser el espíritu sin descanso del Gran Maestro Manoel de Vilhena debido a las similitudes entre el retrato de este y los atavíos del Caballero espectral.
Fue hasta 1960 que el capitán a cargo del fuerte, con permiso del Arzobispo de Malta, pudo abrir las criptas bajo el edificio y las encontró vandalizadas: el altar, los relieves y estatuas en estas se hallaban completamente destruidas. La cripta fue restaurada y se condujo un ritual de santificación, y solo entonces el Caballero Negro dejó de ser visto.
En 1980, sin embargo, el Caballero fue visto de nuevo, y una investigación subsecuente a las criptas reveló que habían sido vandalizadas de nuevo.

El ejército de los muertos en Charleston.

Una joven lavandera se mudó a Charleston, Carolina del Sur, al final de la guerra civil estadounidense.
Al llegar, se dio cuenta de que exactamente a la primer campanada de la media noche, se podía escuchar el sonido de ruedas pesadas en la calle frente a su negocio. Lo que la desconcertó fue el hecho de que su calle se volvía angosta y finalizaba en un callejón donde apenas podían pasar dos personas de lado a lado, y resultaba imposible que un gran carruaje pasara por ahí.
Su esposo le pidió que por favor no mirara por la ventana cuando escuchara los ruidos, porque seguro eso era obra del Diablo. Finalmente, la lavandera se cansó y le preguntó a una vecina por todo el escándalo de las noches. 
La mujer, una vieja habitante de Charleston, le respondió de manera serena: "Lo que escuchas es el Ejército de los Muertos. Son soldados confederados que murieron en el hospital sin saber que la guerra había acabado. Cada noche, salen de sus tumbas y marchan para ir a ayudar al general Lee en Virginia."
Esa misma noche, la curiosa lavandera decidió que debía ver al Ejército de los Muertos y su temible procesión. Salió de la cama en silencio y montó guardia al pie de la ventana, viendo como una gruesa niebla gris inundaba la calle; seguida de voces humanas, el crujir de las ruedas de los cañones y el marchar de un pelotón de soldados.
Finalmente, en la niebla aparecieron sombras de caballos con sus jinetes, ambulancias, soldados de infantería con mosquetes, carruajes y cañones... todos ellos del color gris de la niebla.
Al cabo de lo que parecieron ser horas, escuchó un clarín a la distancia y el ejército desapareció en la noche, tan rápido como vino.

Cuando la lavandera salió del trance, se encontró con que su brazo derecho estaba paralizado.
Jamás pudo volver a lavar.