viernes, 26 de agosto de 2011

Cortando el cordón

"Espejo, espejo..."
Muchos han especulado que el plano de la realidad en que vivimos no es el único plano de existencia. Los que dicen esto usualmente pensarán en reinos de misterio y maravilla. La verdad es, que existe un segundo plano, pero no está lleno de las imágenes eufóricas que la mayoría de la gente conjura.
Pero tampoco está lleno de horrores; y de hecho, es una emulación perfecta de nuestro mundo. No existe una diferencia en absoluto. Lo que sea que existe en nuestro mundo también existe en el Segundo Plano. Incluso tú existes en el Segundo Plano. De hecho, todas esas "copias" de nosotros, esos clones extra-dimensionales, están unidos a nosotros. Tomarán cualquier acción que tomemos, y viceversa. Eso significa que en el otro plano, el otro tú está leyendo esto en este mismo momento.
En este Segundo Plano, solo hay una diferencia... un Dios vive ahí, aunque algunos pueden llamarlo un Demonio, observando los espejos de aquellos en nuestro reino. Este Dios no tiene espejo. Solo existe en el Segundo Plano, y nuestras copias no pueden verlo por razones desconocidas. Pero él puede verlos. Él sabe lo que hacen. Y así, él sabe lo que TÚ haces. Solo hay una forma de escapar de esta vigilancia constante, pero tiene un terrible costo...
Quédate frente a un espejo. ¿Ves tu reflejo? Esa es tu Copia. Míralo directo a los ojos, y desea con toda tu fuerza de voluntad que eso frente a tí no eres TÚ; es de hecho una emulación perfecta de tu persona. y tan pronto como hayas decretado esto, apaga las luces. Espera un momento... dos minutos deberían bastar. Y entonces enciéndelas de nuevo.
Tu reflejo deberá haberse ido. Acabas de romper el enlace que tienes con tu Copia. No puedes verlo, pero aún existe. Ahora, serás libre de hacer lo que te dé la gana sin que tu copia lo imite, y sin que ese Dios sepa lo que haces. Podrías asesinar a mil personas y salir libre, sin ninguna retribución.
Aunque, no es recomendable que lo hagas. Pues al cortar el lazo, algo comenzará a comerse uno de los extremos del "cordón". Conforme alcance a quien sea que esté en ese extremo, comenzará a devorar su alma. La versión tuya que sea afectada se volverá enfermiza, pálida. Apestará a cadáver, sus movimientos se volverán lentos. Maldecido para vagar por siempre en su existencia, un alma perdida y sin causa. Como sea, si no eres tú quien ha sido afectado por esta maldición, caminarás libre. Caminarás sin ser juzgado. Serás un Dios entre los hombres.
Pero sé cuidadoso, porque si esa enfermedad se come tu lado del cordón, caerás presa de sus efectos.
Créeme, lo sé.

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